Así lo indica el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) que hasta el pasado mes de abril registraba un total de 90 puntos de suministro en baja tensión y en régimen de autoconsumo. Una cifra que se ha disparado hasta los 256 en junio, algo que le permite anotarse un crecimiento en lo que llevamos de año del 284%.
Las instalaciones registradas con de pequeñas dimensiones y siempre conectadas a la red, de forma que pueden volcar el excedente de energía en caso de no almacenarlo en baterías. Como recordamos, las instalaciones aisladas y sin conexión no requieren registro, por lo que no aparecen en este informe.
La CNMC recoge los datos en los cambios de contratos que le proporcionan las compañías eléctricas y REE, por lo que puede haber desfases con otros registros, como el de instalaciones del antiguo Ministerio de Energía, que muestran sólo pequeños aumentos, pero con cifras de instalaciones más elevadas: hasta 1.328 puntos en el registro administrativo de autoconsumo fotovoltaico.
Un crecimiento que llega a pesar de los muchos esfuerzos que especialmente se ha realizado desde al anterior gobierno, cuando se han puesto en marcha una batería de medidas destinadas a desincentivar este tipo de instalaciones.
El ejemplo más flagrante ha sido la creación del conocido como "impuesto al sol" que gravaba con un impuesto especial aquellas instalaciones de más de 10 kW. Una medida con una gran repercusión mediática que no ha sido correctamente explicada, y que ha provocado que incluso muchas personas que buscaban instalar un sistema de menos de 10 kW, no afrontasen la inversión por el miedo generado.
También se ha castigado opciones tan interesantes como el autoconsumo comunitario. Como recordamos la primera de estas instalaciones en nuestro país ha sido legalizada hace pocos días, después de un año de trámites. Algo que sin duda desanima a comunidades de vecinos y empresas a afrontar este farragoso proceso.
Pero parece que soplan vientos de cambio. La nueva Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se ha posicionado de una forma mucho más favorable al considerar el autoconsumo un modo de involucrar a la población en la transición hacia una economía descarbonizada.
Una posición sobre el papel que ahora deberá mostrarse en la práctica con medidas que dejen al menos de frenar la expansión de la tecnología.
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