Es por eso que cada pequeño detalle que se filtra de su primera propuesta, el ID, sea de gran interés.
Del primer modelo eléctrico de nueva generación del grupo Volkswagen sabemos por ejemplo, que su producción arrancará en noviembre de 2019 en la planta de Zwickau que ya en 2020 contará con una capacidad de producción de 100.000 unidades al año. Una cifra muy a tener en cuenta ya que no olvidemos que el primer ID estará destinado sólo al mercado europeo.
En cuanto al sistema de propulsión y baterías, el ID montará de serie un motor eléctrico de 125 kW (170 CV) que estará instalado en el eje trasero. Este le propulsará hasta los 100 km/h en menos de 8 segundos, y además su posición permitirá al fabricante poder jugar con más flexibilidad con la zona delantera y el habitáculo. Una situación del motor que además permitirá lograr una distribución de pesos casi perfecta.
Esto también se trasladará a la batería. El ID podrá contar con dos capacidades, que a falta de saber la cifra en kWh nos conformamos con las estimaciones de autonomía bajo el ciclo NEDC, el único que han ofrecido hasta el momento. De esa forma habrá una versión de acceso con 400 kilómetros, lo que nos indicaría la presencia de un pack de unos 40 kWh.
La segunda alternativa llegará a los 600 kilómetros. Un pack que posiblemente signifique la instalación de una batería de al menos 70 kWh.
En cuanto a la recarga, sin duda el ID no querrá quedarse atrás antes de empezar, y es por eso que montará un cargador CCS Combo capaz de recuperar el 80% de carga en menos de 30 minutos. La idea sería aprovechar la tecnología de 800V desarrollada por Porsche para el Mission-E, y aplicarlo a un modelo de menores prestaciones. Algo que permitirá al ID acceder a las recargas ultrarápidas.
Gracias a esta configuración Volkswagen podrá ofrecer lo que ha denominado una versión económica. Una variante con una autonomía real en torno a los 250 kilómetros que tendrá el precio de un Golf diésel equivalente. Algo que nos indicaría un coste por debajo de los 25.000 euros. A partir de ahí, cada cliente podrá escalar prestaciones y precio según sus posibilidades. Por supuesto, cifras estimadas que no han sido confirmadas de momento por el fabricante.
Desde el fabricante alemán también se han desvelado otros detalles, como por ejemplo que a pesar de ser un modelo pensado para recorridos interurbanos, el ID será un coche extremadamente maniobrable en ciudad gracias en gran parte a un radio de giro de 9.9 metros. Algo que le permitirá moverse y estacionar con gran facilidad.
Además el ID se diferenciará de forma radical del resto de la gama Volkswagen. Y es que a pesar de contar con un cuerpo similar a los 4.25 metros de largo de un Golf, contará con un amplio interior que desde la marca se ha comparado con el de una berlina como el Passat. Un espacio donde a diferencia del prototipo, que contaba sólo con cuatro asientos, en el modelo de producción habrá espacio para hasta cinco pasajeros.
A pesar de su moderno aspecto exterior, para su producción VW usará materiales y conceptos ya en funcionamiento, con componentes como el aluminio, el acero reforzado y el magnesio. Algo que permitirá aprovechar las líneas de producción ya existentes minimizando los cambios necesarios a realizar. Un aspecto clave para contener su precio, y lograr llegar a tiempo con tanto con el inicio de la producción como con su escalada.
Pero donde parece que no hay tanto optimismo es en la conducción autónoma, o al menos en la autopilotada. Sería extraño que en 2020 durante su lanzamiento el ID no contase al menos con un sistema básico de circulación por autovía. Pero desde el fabricante alemán se han limitado a indicar la fecha de 2025 como la seleccionada para el desembarco de la tecnología de conducción autónoma de nivel 4, sin hacer referencias a los pasos intermedios. Algo que puede ser un simple problema de comunicación ya que como decimos, en 2020 llegar al mercado sin una propuesta en este sector es una temeridad.
Por supuesto, queda plasmar todo esto en un modelo real. Sin duda la parte más complicada que además no tendrá mucho margen para el error. Para cuando se produzca su desembarco, la competencia será temible y se acabarán los tiempo de lanzar modelos de compromiso y con fines publicitarios.
Algo que obligará a Volkswagen a quitar el freno de mano y darlo todo con una nueva generación que sobre el papel promete, pero que tendrá que demostrarlo con un plan industrial mucho más ambicioso del aplicado hasta el momento con sus e-Golf y e-Up.
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