Muchos economistas dicen que cuando hay un problema, la solución es poner un mercado. Es el caso de Europa con las emisiones de gases de efecto invernadero, que cuenta con un sistema de comercio que tiene como objetivo reducir las emisiones de dióxido de carbono de la industria.
Actualmente la Unión Europea es el tercer mayor emisor de dióxido de carbono (CO2) del mundo. Sin embargo, se ha marcado un objetivo mucho más ambicioso que consiste en educir las emisiones en al menos un 40% para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
Para ello, la principal herramienta es el sistema de comercial de derechos de emisión, en funcionamiento desde 2015, y que está dirigido principalmente a la industria.
Este sistema limita las emisiones de más de 11.000 instalaciones de elevado consumo energético (centrales eléctricas y plantas industriales) y de las compañías aéreas que operan entre los 31 países en los que se aplica (los 28 países de la UE, más Islandia, Liechtenstein y Noruega).
La base del sistema es fácil: el que contamina paga. De esta forma, las empresas que participan en este sistema deben pagar por un permiso por cada tonelada de CO2 que emiten a la atmósfera. Los permisos se compran a través de subastas y el precio sigue la regla de la oferta y la demanda. No todo es ideal, ya que algunos permisos se asignan de forma gratuita en aquellos sectores donde hay peligro de deslocalización de la producción.
Actualmente el sistema cuenta con un importante desequilibrio entre la oferta y la demanda de derechos de emisión. Debido a este exceso el precio bajó mucho, dejando como consecuencia que resultaba más barato pagar por contaminar que invertir en tecnologías de producción más limpias. Por eso, ahora la Unión Europea prepara una reforma.
La reforma está pensada para el futuro mercado del carbono en la Unión, a partir de 2020. El objetivo no es otro que reducir las emisiones, y para lograrlo es necesario que los precios de los derechos de emisiones de CO2 aumenten. De esta forma, contaminar ya no saldrá tan barato.
Lo que se hará es duplicar la denominada “Reserva de Estabilidad del Mercado”, concebida para absorber el exceso de emisiones en el mercado. De esta forma se podrá alinear la oferta y la demanda y los precios volverán a recuperar valores aceptables.
Fuente | Parlamento Europeo
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