Nacido en Sudáfrica el 28 de junio de 1971, Elon Musk partió a los 17 años para seguir sus estudios universitarios en Ontario y luego en Estados Unidos, adquiriendo las nacionalidades canadiense y estadounidense. Con menos de 25 años fundó Zip2, una empresa de programas informáticos en línea, volviéndose millonario antes de los 30 años al vender la firma al fabricante de computadoras Compaq en 1999. En lugar de reposar sobre sus dólares, el joven emprendedor fundó X.com, luego fusionada con PayPal, comprada por eBay en 2002 por 1.500 millones de dólares.
Defensor de la protección del medioambiente, Musk fundó Tesla en 2008 y compró SolarCity en 2016, empezando una dinámica que hasta ahora no tiene parada y ya tiene empresas en sectores como las energías renovables, las máquinas tuneladoras, y también la exploración del espacio con su empresa de cohetes SpaceX.
Uno de ellos, el Falcon Heavy que porta el eslógan "el más poderoso del mundo", despegó el martes desde Florida (sureste de EEUU), tripulado por un maniquí que viste un traje espacial y que ya viaja por el universo a los mandos del Roadster rojo del propio Musk.
Su destino es el espacio lejano, a una distancia casi equivalente a la de Marte con el Sol, donde el aparato será colocado en órbita luego de que los tres cohetes que lo impulsaron vuelvan a tierra firme, otra de las innovaciones para reducir el costo de los vuelos espaciales, que tienen como objetivo alcanzar Marte en 2024.
Antes, SpaceX ya anunció planes para enviar a fines de 2018 a dos turistas para volar alrededor de la Luna, dando continuación a las Apollo de la Nasa entre 1960 y 1970.
En el universo de la economía dominada por internet los empresarios visionarios, o que creen serlo, son numerosos, pero Musk se ubica muy alto.
Es ideólogo de otro proyecto adelantado a sus tiempo. Hyperloop. Un sistema de transporte terrestre, que cuenta con unas cápsulas circulando en un tubo a baja presión a una velocidad que puede alcanzar 1.200 km/h. Un proyecto en el que no está participando de forma directa pero que su vinculación ha permitido transformar una idea que sonaba a ciencia-ficción, y convertirlo en una realidad tanto por las pistas de pruebas en Estados Unidos, como por el interés de varios países por ser los primeros en crear una red de Hyperloops.
También creó en 2017 la "Boring Company", especializada en la perforación de largos túneles, destinados a solucionar el problema de los embotellamientos urbanos. Los analistas valoran a un visionario que toma riesgos y que sabe vender sus ideas para hacerlas realidad.
Pero este espíritu futurista hace temer el desarrollo de la inteligencia artificial, que podría volverse contra los hombres y convertirlos en gatos domésticos, sometidos al poder de las máquinas. En consecuencia, Musk participó en la creación de un gabinete de investigación para desarrollar una inteligencia artificial "humana". "No me gusta la idea de ser un gato en la casa", dijo en una conferencia en California, y detalló que prefiere, por el contrario, imaginar conexiones neurológicas que aumentarían la capacidad cerebral ligando directamente al hombre con las computadoras.
Sorprendió entonces al esgrimir la hipótesis de que nuestro mundo sería solamente una vasta simulación informática. "Las probabilidades de que vivamos en una verdadera realidad son de una en miles de millones", afirmó.
También administra una fundación consagrada a la educación, a las energías renovables y a la salud infantil. Participó brevemente en 2017 en un foro de consejeros de Donald Trump, que abandonó tras la decisión del mandatario de retirar a Estados Unidos de los Acuerdos de París sobre el clima.
Un visionario que ha cambiado y sigue cambiando el mundo.
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