Esto no significa que las emisiones derivadas del transporte hayan aumentado dramáticamente en los últimos tiempos. Lo cierto es que según la Agencia de la Energía de los Estados Unidos, las emisiones derivadas del transporte han ido creciendo lentamente durante los últimos 40 años, según aumentaba el número de vehículos en las carreteras y el volumen de vuelos y transporte marítimo. La crisis hizo que estas emisiones disminuyeran de forma importante, pero la recuperación económica ha hecho que vuelvan a tener una tendencia al alza.
Por lo tanto, la principal causa de que el transporte sea ahora el sector que más emisiones de gases de efecto invernadero tiene es que la generación de electricidad mediante carbón ha disminuido drásticamente durante los últimos años. Y es que el número de centrales de carbón en operación en los Estados Unidos durante los últimos 10 años ha disminuido de forma importante.
Los motivos de este cambio en el sector eléctrico son dos: el cambio del carbón por el gas natural y la creciente popularidad de la energías renovables. Todo ello impulsado por una drástica reducción del precio tanto para la tecnología solar como para la eólica.
Los datos muestran que las emisiones del sector de transporte están volviendo a aumentar desde el año 2012, fruto de la recuperación económica y la cultura americana de tener grandes vehículos con grandes consumos de combustible. La Administración Obama impulsó la movilidad sostenible, pero parece que la llegada de Trump puede hacer retroceder esta transición hacia una movilidad más eficiente. Eso sí, la movilidad eléctrica ha llegada para quedarse y poco se puede hacer para detener su avance. Como mucho, se podrá ralentizar, pero nunca detenerse.
Por lo tanto en los próximos años seguiremos viendo cómo se reducen las emisiones asociadas al sector de la electricidad a la vez que se reducen las emisiones asociadas al transporte. ¿El motivo? La recarga de coches eléctricos con unas energías renovables cada vez más baratas.
Fuente | Bloomberg
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