Las previsiones de instalación de energías revables nunca han sido especialmente precisas. Y no por pecar de optimismo, sino por todo lo contrario. Y un ejemplo claro lo tenemos en el Gobierno de los Estados Unidos. En 2006, la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos (EIA) previó que para 2016 se instalarían un total de 0,8 GW de energía solar fotovoltaica. Sin embargo, la realidad ha sido bien diferente. Y es que en 2016 la potencia instalada de energía solar fotovoltaica llegó hasta los 40 GW, es decir, un 4.813% más de lo que se esperaba.
Por supuesto, predecir el futuro es muy difícil, especialmente si se trata del sistema energético, pero aun así este tipo de error no debe ignorarse. Esta incapacidad para proyectar adecuadamente los datos perjudica la economía, la salud, el medio ambiente y el planeta, dado que las políticas públicas son diseñadas a partir de estas expectativas de futuro.
Solo en 2016, se instalaron cincuenta veces más energía solar de la que predijo la EIA. En ese transcurso del tiempo, la energía solar ha ahorrado a Estados Unidos más de 20 mil millones de dólares en costes relacionados con la salud y además ha generado un montón de puestos de trabajo. De hecho, 1 cada 50 nuevos puestos de trabajo fueron en el sector de la energía solar. La propia EIA reconoce la locura de sus informes e incluso ha respondido ante ello.
Estos patrones de predicción son similares a los de la Agencia Internacional de Energía (AIE), que recientemente ha modificado al alza sus proyecciones mundiales en el sector de la energía solar debido a estimaciones consistentemente bajas. El propósito del informe era revisar la energía solar al alza, llegando incluso a agregar una sección adicional y haciendo algo más de matemática para mostrarnos que las energías renovables crecen incluso más rápido de lo que sugiere el informe de revisión..
Si bien la EIA ha estado subestimando el crecimiento de la energía solar, también ha excedido la cantidad total de combustibles fósiles que estarían usando. Durante el mismo periodo, el gas natural acabó superando al carbón significativamente. Aún así el gas natural se previó un 79% menor al valor real, mientras el carbón fue sobreestimado en un 45%. En total la generación mediante combustibles fósiles ha sido un 13% más baja de lo estimado.
Como se puede comprobar en el gráfico, el caso de la energía eólica es similar al de la energía solar fotovoltaica, alcanzando un 361% más de capacidad instalada en 2016 que en las previsiones. No es que sea bueno que las agencias internacionales sean nefastas prediciendo en futuro de la energía. Sin embargo, es agradable ver que en lo que a las energías renovables se han superado las expectativas y que en el caso del carbón y las emisiones de CO2 han acabado estando por debajo de lo que se predecía.
Fuente| Electrek
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