Mercedes invertirá 1.000 millones de dólares en su fábrica de Tuscaloonsa, en Alabama (Estados Unidos), donde empezará a fabricar baterías y SUV eléctricos a partir de 2020. Con esta iniciativa Mercedes quire impulsar su departamento de movilidad eléctrica principalmente en Estados Unidos, lo que supone una batalla a Tesla en su propio mercado.
Esta inversión hará que se construya la quinta mayor planta de baterías en todo el mundo y creará más de 600 puestos de trabajo. El dinero invertido, servirá para poner en marcha nuevas líneas de producción y una instalación para la fabricación de baterías.
La fábrica ensamblará SUVs eléctricos, compitiendo con el Model X de Tesla y convertirá a Daimler (Stuttgart) en la primera compañía europea que fabrica coches eléctricos en Estados Unidos.
La empresa aspira a contar con más de 50 modelos de automóviles eléctricos e híbridos enchufable.
Esta apuesta de futuro permitirá calmar la tensión con las críticas que desde la administración de Trump se ha hecho a las empresas alemanas por vender demasiados de sus vehículos a los estadounidenses. Aun así, el objetivo sigue siendo intensificar la rivalidad con Tesla.
Mercedes se prepara para un sector que multiplicará sus ventas entre 2016 y 2021, y que está llamado a ocupar más de un tercio de las nuevas matriculaciones para 2030.
Aunque Mercedes no haya especificado los modelos que vaya a producir, se espera que mantenga la hoja de ruta europea, empezando por el modelo EQC que llegará en 2019, seguido por el EQA unos meses después. En este tiempo, se podrían ver novedades como algún modelo que pudiera encajar mejor en el mercado americano.
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