Recientemente el primer ministro chino, Li Keqiang se reunió con la canciller alemana Angela Merkel para debatir sobre la propuesta de China de exigir a todos los fabricantes que vendan más vehículos de nueva energía (como se denominan en el país asiático los coches eléctricos e híbridos enchufables). Concretamente, el gobierno a propuesto que los fabricantes tengan que vender un 8% de estos vehículos eléctricos a partir de 2018. Una propuesta que se parece mucho a la californiana.
Sin embargo, una notificación publicada esta semana por la Oficina de Asuntos Legislativos, que informa al gabinete chino, dice lo contrario. Según esta nota, todos los productores tendrán que generar créditos de coches eléctricos que igualen el 8% de las ventas en 2018, el 10% para 2019 y el 12% para 2020. La regla se aplica tanto a fabricantes de automóviles nacionales como extranjeros.
Los créditos se calculan basados en el nivel de electrificación de los automóviles producidos. Los coches completamente eléctricos ganan más créditos que los coches híbridos enchufables, por ejemplo. Los coches enchufables que cuentan con más autonomía se recompensan con más créditos que los coches que tienen una autonomía eléctrica más limitada.
Una forma de impulsar la movilidad eléctrica en un país donde la contaminación es un verdadero problema, hasta tal punto que en algunos momento se paraliza.
China está plagado de problemas masivos de contaminación en muchas de sus principales ciudades. Pekín obtiene la mayor parte de la atención, pero el país cuenta con más de 100 ciudades con más de un millón de habitantes, mientras que Estados Unidos tiene 10.
Por si fuera poco, a creciente clase media de China está comprando más y más automóviles, lo que empeora los problemas de contaminación del aire. Producir más de esos coches que funcionan con electricidad es prioridad del gobierno chino.
Pero Merkel y otros líderes mundiales temen que las restricciones den a los fabricantes locales una importante ventaja en el mercado. La presidenta alemana pretendía que las empresas de su país obtuvieran cierta manga ancha en las reglas, con la promesa de que se pondrían al día más tarde. Pero eso, aparentemente, no va a suceder.
Fuente | Cleantechnica
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