Uno de los principales problemas de los coches eléctricos a la hora de encarar un mercado masivo, es su elevado precio respecto a sus equivalente con motor de combustión. Algo que se puede minimizar en las gamas más altas, pero que resulta muy complicado de justificar en las más altas.
Por ejemplo, Un Ford Focus gasolina está disponible por un precio que parte en Estados Unidos desde los 17.725 dólares. Por su parte el Focus eléctrico lo hace desde los 29.710 dólares. Dejando de lado temas como el equipamiento, supone un incremento del 65% entre el gasolina y el eléctrico.
La razón principal es el elevado precio de la batería. Algo que se incrementa todavía más en aquellos fabricantes como Ford, que apenas vende coches eléctricos. Pero la gran pregunta es cuando bajarán de precio estas baterías, lo suficiente como para igualar en precio a los modelos convencionales.
Pues según la propia Ford, esto sucederá en 2025. Fecha para la cual el precio del kWh bajará de los 120 dólares en 2020, a una cifra entre los 75 y los 85 dólares el kWh. Una evolución bastante optimista, que permitirá que para esa fecha además de coches con autonomías por encima de los 500 kilómetros con cada carga, sea posible ponerlos a la venta con precio populares.
No hay que olvidar que hablamos de una reducción de más del 70% en 8 años. Una dinámica que sólo se logrará con un incremento exponencial de las ventas, y por lo tanto un salto adelante muy importante en la economía de escala de los fabricantes de baterías.
De cumplirse esta proyección, podemos pensar que en menos de 10 años la compra de un coche eléctrico será para una importante parte de la población, la opción más lógica. Tanto por autonomía, como también por costes.
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Fuente | Ford
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