Simon Hackett es el director ejecutivo de la empresa australiana Redflow. Una compañía que se ha especializado en el diseño y fabricación de baterías para el hogar. Un sector que según Hackett, este 2016 será un año de inflexión para esta tecnología.
La bajada de precios está permitiendo que cada vez más consumidores se interesen por estos acumuladores para las viviendas y empresas, lo a su vez da como resultado cada vez mayor oferta en este segmento.
Un ejemplo son las interesantes baterías que prepara Redflow. Unos acumuladores de flujo con 100 kWh de capacidad, que usan la tecnología de zinc-bromuro. Un sistema que se postula como una buena opción para este tipo de aplicaciones gracias a su larga vida útil, y su bajo precio. Un sistema que en nuestro país ya utilizan empresas como Jofemar y que han logrado un coste de apenas 200 euros el kWh.
Según Hackett, en los últimos meses ha notado un fuerte incremento de peticiones de información sobre esta batería, que ha sido diseñada para aplicaciones industriales, pero que puede ser escalada para usos residenciales.
Además de las razones económicas, desde Redflow se pone sobre la mesa el impulso que le ha dado la propuesta de Tesla. Una batería sin ningún apartado rupturista, pero que ha llevado este tipo de aplicaciones al gran público.
El mercado potencial de estas aplicaciones es enorme. Pone como ejemplo uno de muchos usuarios que para hacer su vivienda, se encuentran con la sorpresa de una factura astronómica por parte de la compañía eléctrica para llevar la luz a su hogar. Un usuario al que le pedía 150.000 dólares por 600 metros de cable, y que ha terminado invirtiendo 40.000 dólares en un sistema de renovables apoyado por baterías y desconectado de la red.
Una posibilidad hace poco fuera del alcance de muchos usuarios, pero cada vez más accesible a nivel económico.
Vía | Reneweconomy
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