Las islas, son lugares peculiares
respecto a la generación de energía
eléctrica. Muchas, sobre todo las de menor tamaño, se tratan de sistemas
aislados de generación eléctrica, con lo que eso conlleva tanto a nivel de
generación como a nivel técnico.
Generalmente, los sistemas
eléctricos insulares generan la mayor parte de su electricidad mediante
combustibles fósiles. En muchos casos, incluso con generadores diésel o de
fuelóleo. La imposibilidad de tener un sistema interconectado de grandes
centrales hace que se opte por generación mediante combustibles fósiles, fácil
de gestionar y de almacenar.
Por supuesto, el uso del diésel o
el fuelóleo para generar energía eléctrica hace que el coste de la
misma aumente de forma importante. En España por ejemplo, los ciudadanos que
vivimos en la península subvencionamos la generación insular, para que ésta
tenga un precio igual al de los demás. También merece mención importante la
contaminación generada por estos sistemas, sobre todo si se trata de fuel-óleo
o gasoil.
En estos casos las energías
renovables suelen ser rentables , ya que como he comentado, la
generación con combustibles fósiles es bastante cara. Al final, el viento y el
Sol son gratuitos, mientras que los combustibles fósiles hay que pagarlos. El
problema es que en un sistema tan pequeño como puede ser una isla, la gestión
de la intermitencia de las renovables es más complicada. Es aquí donde surge
la necesidad del almacenamiento de energía.
Pongamos como ejemplo la isla de
El Hierro. Esta isla, de apenas 11.000 habitantes, generaba el
total de su energía mediante generadores diésel, con un coste muy elevado.
Ahora, tiene intención de hacerlo
mediante la Central Hidroeólica de Gorona del Viento, una instalación
pionera a nivel mundial. Gracias a la generación mediante energía eólica, y a
dos embalses de agua que sirven para generar y almacenar, El Hierro puede
producir gestionar las intermitencias de
las energías renovables. Los excedentes de viento sirven para bombear
agua, que es turbinada cuando se necesita. Eso sí, los generadores diésel
siguen en la isla modo de respaldo.
Pero la isla de El Hierro está
lejos de ser 100% renovable. Quizá algún
día pueda tener toda su electricidad de origen renovable, pero faltará el
transporte. Y es que los coches todavía son térmicos.
Actualmente ya se habla de la
posibilidad de convertir el parque móvil de El Hierro a totalmente
eléctrico. Hablamos de unos 5.000 coches, que pasarían a ser vehículos impulsados
exclusivamente por electricidad. Combinando una producción de electricidad 100%
renovable, con un parque móvil 100% eléctrico, podría estar hablando de una
isla muy cerca de la autosuficiencia. No nos podemos olvidar de otros sistemas
que habría que hacer que fuesen renovables. Uno sería la calefacción, para la
cual ya existen múltiples opciones. Otro sería la maquinaria de obra y los
barcos que llevan mercancía a la ciudad, algo que se antoja más difícil.
Además, el despliegue de los
coches eléctricos en El Hierro podría tener un beneficio añadido. Como hemos
dicho, el principal problema de las energías renovables es la intermitencia. En
el caso de El Hierro, los embalses permiten tener margen de maniobra, ya que se
dispone de energía almacenada en forma de energía potencial. Habrá momentos en los que ese
almacenamiento no sea suficiente, e incluso habrá islas en las que no habrá
posibilidad de tener ese almacenamiento.
Aquí es donde entra el coche eléctrico.
Supongamos que una gran parte de
los coches de una isla son eléctricos. Esto equivaldría a disponer de una gran
capacidad de almacenamiento eléctrico repartido por toda la isla. Para
5.000 coches eléctricos con baterías de 20 kWh (dato conservador) equivalen a
100 MWh de almacenamiento. Es cierto que no se puede contar con la batería
completa, pero contando con solo 2 kWh por coche ya estaríamos hablando de 10
MWh. Además, en una isla pequeña, es difícil que los conductores
hagan demasiados kilómetros, por lo que tendrán buena parte de la
batería disponible.
Si el gestor de la
red pudiera disponer de ese porcentaje de la batería de cada coche
eléctrico , sería posible gestionar las intermitencias de las energías
renovables. Gracias a la tecnología V2G, los coches eléctricos
serían capaces de entregar esos picos de energía, o absorber excedentes de
generación que de otra forma se perderían. Esto contribuiría de forma
importante a la eficiencia global del sistema, además de permitir la
integración de las renovables en la isla.
Por supuesto, los usuarios
deberían recibir algo a cambio de proporcionar este servicio. Uno podría
ser cargas gratuitas aprovechando excedentes, o cobrar
por la energía vertida a la red. Otro, podría ser una subvención a la hora
de comprar el vehículo, a cambio de que este participe en el programa. Las
fórmulas posibles son múltiples.
Los coches eléctricos pueden ser
una oportunidad para conseguir islas 100% renovables. La tecnología
debe desarrollarse y reducir costes, pero hoy en día ya es técnicamente posible.
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