A medida que la población global aumenta, las necesidades de energía también lo hacen. El abastecimiento de esta energía a través de combustibles fósiles es cada vez más insostenible. En este aspecto, la investigación energética juega un papel fundamental. Europa no puede cambiar su modelo energético si no realiza cambios radicales en la forma de generación y uso de la energía.
Los principales objetivos de la política de investigación energética europea son promover el desarrollo sostenible, asegurar la seguridad y diversidad de suministro, mejorar la eficiencia energética y aumentar la competitividad industrial.
Para el 2020, se pretende un despliegue de tecnologías económicamente rentables bajas en carbono, el tan conocido objetivo 20-20-20, que para muchos a día de hoy y teniendo en cuenta las actuaciones llevadas a cabo en España, se antoja inalcanzable. El problema surge cuando, en lugar de realizar las acciones necesarias en pro de alcanzar este objetivo, continuamos retrasando la penetración de las renovables debido a intereses ajenos al bienestar del planeta.
Los objetivos son más optimistas en una escala de tiempo a largo plazo. En primer lugar, se quiere limitar el aumento máximo de la temperatura global en 2ºC. Según expertos, si la temperatura excediera dicho límite, los cambios climáticos se tornarían irreversibles. En cuanto a las emisiones de CO2, estas deben reducirse en un 80-95% para el 2050.
Evolución de las emisiones de GEI en la Unión Europea |
Con el fin de alcanzar estos objetivos la Unión Europea apuesta firmemente por fuentes de energía renovable. Tanto es así, que para el 2050 el 75% del consumo final bruto de energía debe provenir de energía limpia. A su vez, apuesta por tecnologías de captura y almacenamiento de carbono que actualmente están en fase de desarrollo. En cuanto a la energía nuclear, establece que no se pondrá en marcha ninguna nueva central nuclear, a excepción de los reactores en fase de construcción.
Desde luego que el futuro de las energías renovables en el panorama europeo es prometedor y son muchos los países que hacen sus apuestas por estas fuentes de energía. Sin embargo, España sigue sin atender el llamado y continua retrasando lo inevitable. Mucho tiene que decir en esto el Gobierno, que esperemos favorezca el sector de aquí en adelante. A peor no puede ir.
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