Los expertos estiman que la cantidad de material radiactivo y tóxico que fue expulsado era 500 veces mayor que la bomba atómica que se arrojó en Hirosima en 1945. Lo cual causó unos 49 muertos directos y unos 4.000 prematuros, además de la evacuación repentina de 116.000 personas, provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en al menos 13 países de Europa central y oriental.
Las imágenes y las noticias de esta catástrofe eran escalofriantes y se temía lo peor, pero con el paso del tiempo este desastre paso al olvido. Se mejoró la seguridad de las centrales y se trabajó para cualificar mejor a sus trabajadores, así pues la industria nuclear siguió viva hacia delante. Parece que no tuvo un gran revuelo, ya que ese mismo año se activaron 24 reactores nucleares en el mundo y el año siguiente otras 21.
Fue el accidente de Fukushima el que reavivo el pánico por las centrales nucleares y todos se acordaron entonces de lo que paso años atrás en Chernóbil. No se ha concretado aún si fueron causas naturales, fallos en los reactores, o si fueron errores humanos, lo que conllevo a estos desastres, pero lo que sí se sabe es las terribles consecuencias de intoxicación y radiación que acarrean aún estos países.
Hace treinta años la industria nuclear era necesaria ya que no habían desarrollado aún más fuentes de energía o industrias de energía. Ya es hora de empezar a descartar la energía nuclear y empezar a apostar por las energías del futuro como lo son las renovables, Por un futuro más limpio y seguro, ya que no sabemos cuándo podrá pasar la siguiente catástrofe nuclear.
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