Entre 2014 y 2016 el precio de las baterías sufrió un descenso todavía más pronunciado de lo visto hasta entonces. Un periodo donde se estima que el kWh ha bajado 35%. Una caída que los analistas achacan a la revolución económica y tecnológica que despertó desde hace tres años con el coche eléctrico, y ahora también con el uso de acumuladores en instalaciones estacionarias.
Sin duda una de las protagonistas ha sido Tesla. Desde que anunció la apertura de su Gigafábrica, de Nevada, el mercado ha recibido un verdadero empujón. Junto con sus socios de Panasonic, tienen la intención de alcanzar una producción de 35 GWh para 2018. Además cada vez habrá más productores de baterías en el mundo, cada año habrá más unidades disponibles, la propia ley del mercado hará que los precios bajen.
Los fabricantes de baterías tendrán que competir por su cuota de mercado, y mientras lo hagan, los precios de las baterías seguirán bajando. Esto impactará fuertemente el precio de los autos nuevos, que son los que cada vez compran mayores cantidades de baterías para su modelos híbridos y eléctricos.
Últimamente se ha invertido más y más dinero en investigación y desarrollo en cuanto a las mejoras químicas de las baterías. El hecho de que las baterías de los actuales coches eléctricos ya entregan autonomías superiores a los 400 kilómetros, ha hecho que cada vez los eléctricos sean más interesantes para los conductores. Nuevos modelos más asequibles como el Renault ZOE y el Nissan LEAF han permitido que las cifras sean cada vez más altas.
Con todo esto se estima que para 2016 el precio de las baterías caiga a menos de 175 dólares el kWh, y el propio Elon Musk había anunciado que para 2020 este coste estaría cerca a los 100 dólares por cada kWh. Algo que para muchos expertos será el punto de inflexión en que los vehículos a gasolina y los eléctricos costarán lo mismo.
Por último, Tesla se encargó de llegar la flexibilidad de este producto a espacios por fuera de los coches. Según Tesla, sus paneles solares podrán recargar baterías en los hogares y ponerlos a funcionar por semanas enteras. Eso provocará una nueva demanda que tirará hacia arriba de la producción y la economía de escala.
Al parecer, como dice Bloomberg, vamos a necesitar más litio, el material que ha triplicado su coste desde 2014. Ahora una tonelada de este metal puede costar 20.000 dólares, lo que sin duda será celebrado en aquellos países con reservas de este cada vez más cotizado mineral.
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