En total los usuarios tienen a su disposición 86 puntos de recarga, que además podrán usar de forma totalmente gratuita. Unos cargadores que se alimentarán de una red eléctrica que utiliza casi en exclusiva energías renovables.
Pero este es sólo un ejemplo de un país que ha logrado la mayor implantación de este tipo de vehículos en todo el mundo, con una cuota de mercado en cuanto a ventas del 30% el pasado año. Una dinámica positiva pero que dista mucho de estar cerca del final, ya que en el global de la flota de coches que circulan por Noruega, los eléctricos de momento son sólo el 4%.
La cuestión es que el ejército de incentivos públicos está consiguiendo acelerar unas ventas que cogen fuerza con el paso del tiempo, y sobre todo con la mejora de la oferta comercial. Unos incentivos que tienen su origen en los años 90, cando comenzaba a despuntar una industria local de fabricación de coches eléctricos, con marcas como Think como principal abanderado. Algo que animó al gobierno noruego a poner en marcha sus primeras medidas.
Con el paso del tiempo estos inventivos han ido evolucionando y creciendo. En la actualidad el comprador de un coche eléctrico tiene a su disposición ayudas como la exención de impuestos, que supone un ahorro considerable en un país con unas tasas brutales a la hora de comprarse un coche. Algo que permite que los eléctricos no sólo se igualen de precio con los convencionales, sino que incluso les mejoren.
A eso añadir otras ayudas indirectas, como exención del pago en ferrys, autopistas y peajes varios, poder circular por carriles bus, y a lo que ahora se suman iniciativas como la posibilidad de recargar gratis en aparcamientos céntricos.
Un apuesta cuando menos llamativa, ya que no podemos olvidar que Noruega es el mayor exportador de petróleo de Europa, y los ingresos para el estado se colocan en torno a los 15.000 millones de dólares cada año. Algo que correría peligro en gran parte si todo el mundo copiase su modelo, y se pasase a los coches eléctricos.
Algo que para muchos es una contradicción, ya que mientras que promocionan las formas de transporte sostenibles incentivando los coches eléctricos, al mismo tiempo siguen buscando maneras de incrementar sus exportaciones de petróleo.
Pero para el Ministro de Transporte de Noruega, Ketil Solvik-Olsen y encargado de las políticas de incentivos a los eléctricos, no hay contradicción.
"Sí, hemos ganado mucho dinero con el petróleo, pero sabemos que tiene muchas desventajas producto y tratamos de llevar al mundo al siguiente nivel" Al mismo tiempo reconoce que el final de la era de la gasolina está cerca. "No es que el mundo no vaya a necesitar petróleo en 10 años, pero tal vez no vaya a usarlo para el transporte".
Al mismo tiempo desde el gobierno se reconoce que los programas de ayudas no durarán para siempre. Según el Sr Solvik-Olsen, la mayoría de los incentivos desaparecerán una vez que hayan hecho su trabajo. "Podemos mantenerlo durante tres, cuatro, cinco años más, pero a partir de entonces, el mercado estará en su lugar".
Desde algunos sectores se ha pedido también que comience un proceso de reducción de los incentivos, como por ejemplo el que permite a estos vehículos poder circular por los carriles bus. Algo que en lugares como Oslo, con 17.000 coches eléctricos censados, supone un problema en las horas punta.
Relacionadas | Electrolinera de Segovia. Puntos de recarga para coches eléctricos con energía 100% renovable
COMMENTS