Según la consultora UBS, el reciente escándalo de las emisiones de Volkswagen ha sido un fuerte varapalo para la imagen de los coches dotados de un motor diésel. Un momento clave al que se han sumado otros factores, como el crecimiento de los coches eléctricos y las normativas sobre emisiones.
Para la consultora, el estallido del escándalo de Volkswagen ha provocado además de un rechazo social a este tipo de combustible, también ha motivado a los legisladores a adoptar una posición más fuerte a la hora de poner en marcha medidas para penalizar o desincentivar su uso. Sobre todo en las zonas urbanas. A esto podemos añadir la escalada de precios que está teniendo el petróleo, con su consiguiente impacto en el coste de los carburantes.
Todo esto para UBS está formando una tormenta perfecta contra los sistemas diésel, que supondrá que en 10 años las ventas de coches diésel sean una pequeña parte de las actuales. Será su práctica desaparición.
Para UBS, la caída de precios de los coches eléctricos e híbridos enchufables, sumado a su evolución tecnológica, que permite acceder a propuestas cada vez más económicas, tiene como resultado que el presunto beneficio económico de un diésel caiga de forma drástica.
Según el Financial Times, si la tendencia actual se mantiene supondrá que la cuota de mercado de los coches diésel a nivel mundial pasará del 13.5% en la actualidad, a apenas el 4% para 2025. Incluso en refugios tan seguros para el diésel como es Europa, la cuota de mercado pasará del 50% que lograba en 2015, a sólo el 10% diez años después.
Con estos datos sobre la mesa, los expertos indican que algunos fabricantes especialmente expuestos a los sistemas diésel, y que además todavía no han puesto en marcha alternativas, tendrán por delante un duro camino a la cola del sector, y que puede terminar con su marginación en cuanto a ventas. Nombres como el grupo FIAT, o Ford, están en un grupo de cola en cuanto a desarrollo de programas alternativos que les expondrá a una fuerte pérdida de cuota de mercado.
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