El Consejo Federal de Alemania ha registrado una petición, no vinculante al parlamento, en el que pide que se pongan en marcha las medidas necesarias para lograr realizar una transformación de la oferta de nuevos coches, donde se dejen atrás los sistemas diésel o gasolina, en favor de los sistemas eléctricos.
Esta petición pretende que a partir de 2030 ningún fabricante pueda vender coches dotados de un motor de combustión en el mercado alemán. Un movimiento tan agresivo como sorprendente al proceder de un organismo alemán. El principal fabricante de coches de Europa, uno de los más grandes del mundo, y que además está a la cola en el nuevo mercado de los coches eléctricos.
La petición tiene como nacimiento los recientes acuerdo ambientales de París, que los organizadores de esta medida indican que no será posible alcanzar sin una drástica transformación del sistema de transporte. Un sistema que es uno de los principales causantes de las emisiones, y que debe caminar lo antes posible hacía una electrificación completa.
Es evidente que esta petición no pasará de eso, una sugerencia. Tanto por proceder de Alemania, fuertemente ligada a la economía de los coches con motor de combustión, como por tener luego que pasar por el Parlamento Europeo, fuertemente influenciado por los lobbys alemanes.
Pero se trata de una petición simbólica que pone en la primera página de la actualidad al coche eléctrico en Alemania. Una tecnología que está viviendo un fuerte crecimiento, y que con la llegada de las nuevas baterías puede lograr hacerse un hueco importante en los próximos tres o cuatro años, pero que de momento apenas es una fracción de las matriculaciones en Europa.
La cuestión es que los gobiernos han llegado a la conclusión de que los sistemas diésel deben abandonar el mercado, y ahora trabajan en ofrecer alternativas favoreciendo a los coches eléctricos. Unas ayudas que tienen en Alemania un reflejo de que algo está cambiando. Un mercado que después de mucha reticencia, ha logrado el pasado verano poner en marcha una subvención de 4.000 euros a la compra de un coche eléctrico.
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Vía | Forbes
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