Desde un principio el objetivo de los responsables de Tesla es que la gigafábrica de baterías operase mediante un sistema renovable propio. Una forma de reducir el impacto ambiental de dicha instalación, usando principalmente energía fotovoltaica instalada en la propia fábrica.
Pero la instalación ya ha dado su pistoletazo de salida a la fabricación de baterías, y todo sin haber puesto un sólo panel solar. Algo que tendrá que esperar a una fase algo más avanzada de la construcción.
Esto obliga a Tesla a optar por el tendido eléctrico general. Pero para mantener su apuesta por las renovables, Tesla ha firmado un acuerdo con las eléctricas para que toda la energía que llega a la gigafábrica sea de procedencia renovable. Un apaño para ir tirando hasta completar la instalación, y una alternativa para seguir operando con las menores emisiones posibles.
Al mismo tiempo Tesla ha rechazado la construcción de una conexión de gas natural. Una alternativa muy popular en Estados Unidos, gran productor de esta fuente energética, y que permite acceder a precios competitivos. Pero el compromiso de Elon Musk y compañía era la de levantar una fábrica prácticamente cero emisiones, y el gas natural no cumple con ese requisito.
Y es que además del plano ambiental, y publicitario, la eficiencia energética de esta planta alcanzará niveles extremos. Algo que según sus promotores les permitirá alcanzar unos ahorros en la factura eléctrica de entre el 80 y el 90% respecto a instalaciones de fabricación de baterías ya en marcha. Un ahorro clave para lograr hacer esta una instalación competitiva.
La pregunta es cuantos MW necesitará la gigafábrica una vez completada, y si Tesla optará por la fotovoltaica, que ya casi es parte de su proyecto con la adquisición de SolarCity, o como vemos en las infografías, también optará por la energía eólica, con un parque situado en las colinas que rodean la instalación.
Vía | Cleantechnica
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