En algunos estados de Estados Unidos las redes de concesionarios están mostrando su rechazo al modelo de ventas de Tesla. Un modelo que supone pasar del sistema de concesiones, que no son otra cosa que intermediarios, y optando por una red propia.
Un sistema que según Tesla, permite realizar un mejor control sobre todo el proceso, desde la fabricación, hasta el crucial momento de la venta. Unas tiendas y servicios técnicos que desde Tesla se ha indicado además que a diferencia de los fabricantes tradicionales, no están pensadas para lograr un rendimiento económico en los mantenimientos, debido al menor coste y necesidades de un sistema eléctrico. Algo que lo hace según Tesla, incompatible con un sistema de concesiones.
Pero en algunos lugares como Michigan, un estado muy cercano a los grandes fabricantes y donde tienen sus bases gigantes como General Motors o Ford, la administración ha prohibido a Tesla abrir sus propias tiendas.
Esto tiene como resultado que aquellos interesados en la compra de un Model S, un Model X, o la reserva de un Model 3, tiene que hacerlo todo por internet, o desplazarse cientos de kilómetros a los estados vecinos. Algo que no es del agrado de todos los usuarios. A esto se suma el más importante problema de las pruebas dinámicas de los coches. Sin tienda, no hay personal para hacerlas. Una normativa que desde Tesla se ha catalogado de arcaica.
Para solucionarlo, un grupo de fans de Tesla se ha organizado para ofrecer a los interesados sus propios vehículos para hacer los test drives. Unos aficionados que se han encargado de presionar a las autoridades estatales para que permitan a Tesla establecerse en su estado.
Un ejemplo tanto de anacronismo de unos grandes fabricantes que se niegan incluso a que los demás innoven, y también de que los clientes de Tesla son mucho más que simples compradores. Son auténticos fans y convencidos de los beneficios del coche eléctrico para nuestra sociedad.
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Vía | Electrek
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